Liberan a menor sospechoso de ataque a caravana sandinista.

La policía Nacional habría capturado a cuatro personas localizadas en los alrededores del lugar de los hechos, al momento en que algunos buses con las personas que participaron en los festejos del 19 de julio, regresaban pacíficamente a sus lugares de origen, dos grupos de asesinos, haciendo uso de armas de fuego, atacaron a mansalva, en dos sitios distintos del departamento de Matagalpa a dos autobuses.

Familiares de los arrestados recurrieron al Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), donde sostienen son inocentes, pues habían asistido a la plaza el 19 de julio.

Los detenidos como sospechosos de la masacre a la caravana de simpatizantes sandinistas son de familia de militantes. Dos de ellos tienen carnet de militantes del FSLN, uno está en trámite de afiliación y uno de ellos es menor de 16 años miembro de la Juventud Sandinista quien ya está liberado.

Ellos son oriundos de Las Pailas, Ciudad Darío, acababan de regresar de la Plaza de la Fe, en Managua, cuando escucharon el hecho sangriento y se regresaron al lugar a ver lo ocurrido, señalaron sus parientes en el Cenidh.

Franklin José Martínez, de 16 años, fue liberado aproximadamente a las 03:10 p.m de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) a solicitud de Marco Carmona secretario ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH).

El menor de 16 años, había sido detenido el domingo junto a otros tres, como sospechosos de la masacre de Las Calabazas, en Darío, se observaba "muy nervioso", expresó el director Cenidh, Gonzalo Carrión.

Señalan que caminaban hacia su comunidad cuando fueron alcanzados por tropas del Ejército de Nicaragua, que les lanzó la técnica canina y los arrestaron.

Junto al menor Franklin José Martínez, de 16 años, fueron detenidos Juan Torres Espinoza, Gregorio Torres Espinoza y Erick Salgado.

Gregorio Torres Madrigal, padre de dos de los detenidos, quien es también militante sandinista, insistió en la inocencia de sus vástagos. Los parientes de los arrestados ponen como testigo a Walter Balmaceda, dueño del autobús en el cual viajaron.