No confíes en el juego “¿A qué famoso te pareces?”

En las últimas semanas hemos visto que un juego aparentemente entretenido no ha dejado de inundar nuestras redes sociales, específicamente Facebook. Éste prácticamente consiste en que los usuarios puedan ver su parecido con las celebridades. Ha provocado un gran impacto, ya sea por distracción, diversión e inclusive indignación.

Algunas aproximaciones son descabelladas e imposibles y otras muy acertadas, pero es innegable la gracia que causa dicha herramienta en Facebook, por lo que no es de sorprenderse que los usuarios tengan iniciativa para probarlo con el fin de pasar un rato ameno y compartir con sus contactos.

Hemos visto ejemplos en los que la imagen del “Buki” se parece a Jesucristo, personas que parecen Lord Farquaad, Rihanna, Katy Perry, entre cientos más de personajes famosos en el mundo artístico.
La aplicación que se ha convertido en una de las más populares, sería un gran banco de información, va  en contra de la privacidad de la información de los consumidores que a ella acceden, teniendo en cuenta que además de ingresar con su cuenta de la red social, rastrea su dirección y los ‘likes’ que el usuario da en la red.

De tal modo, al tener varios datos de su información personal: nombre, foto de perfil, edad, sexo, idioma, país e información que sea pública como la lista de amigos, dirección de correo electrónico, fotos y Me gusta, Vonvon, el desarrollador del juego, los estaría vendiendo a terceros para hacer uso de ellos y de este modo obtener mayores ingresos.

Sin embargo, según publica El País, en entrevista con VentureBeat, el CEO de Vonvon, Jonghwa Kim, aseguró que no es cierto que vendan los datos recopilados a terceros, aclarando, según él, que son utilizados para conocer los gustos de los internautas y así ellos poder crear contenidos cada vez más interesantes.

 De igual modo, Jonghwa Kim señaló  que la información de los usuarios puede ser revelada a empleados, agentes, representantes, asesores, afiliados y contratistas independientes de la compañía, siendo protegida y almacenada por “cierto período de tiempo”, lo que quiere decir que si la empresa se vende o entra en quiebra, toda la información recopilada pasaría al nuevo dueño.