Iglesia católica alemana espera se pueda conseguir la paz en Nicaragua

La organización de ayuda humanitaria de la iglesia católica alemana Misereor manifestó ayer la esperanza de que la iglesia nicaragüense pueda llevar a cabo con éxito su papel de mediadora en pos del fin de la violencia que sacude desde hace tres meses a Nicaragua.

"Esperamos que la conferencia episcopal junto con la alianza de la sociedad civil de organizaciones de ayuda y de derechos humanos puedan llevar al Gobierno de Ortega a recuperar la senda de la democracia, a no dejar que escale más la violencia y a reinstaurar la libertad de prensa y de opinión", dijo la directora de la sección de América Latina, Betina Beate.

"De lo contrario, la guerra civil ya no estará tan lejos", advirtió en comunicado emitido en la ciudad de Aquisgrán.

Misereor recordó que más de 350 personas han perdido la vida en el conflicto entre policías, paramilitares y opositores al Gobierno del presidente Daniel Ortega.

Más de 2.000 personas resultaron heridas, centenares fueron detenidas o están desaparecidas, agrega el comunicado. Misereor respalda un sinnúmero de proyectos y organizaciones en Nicaragua, que dan cuenta de la constante violencia y de violaciones a los derechos humanos en el país centroamericano.

"La situación es alarmante. A diario nos llegan las noticias de nuestras organizaciones asociadas de asaltos violentos a universidades, iglesias e instituciones eclesiásticas con muertos y heridos. El miedo a ser secuestrado, herido o ultimado está presente en todo momento", señaló Betina Beate.

"Esto no tiene que ver más con la represión de protestas, sino que es una lucha contra la propia población con detenciones ilegítimas, torturas y asesinatos, una lucha que hace tiempo se convirtió en un estado de excepción", sostuvo.

La organización católica llamó a redoblar la presión internacional sobre Managua para que entable un diálogo serio y ponga fin inmediato a la violencia y busque una solución pacífica y democrática al conflicto.

La iglesia católica media en el marco de un llamado diálogo Nacional entre el gobierno y los manifestantes. El diálogo fue interrumpido varias veces y aún no hay respuesta a la propuesta de los obispos de zanjar el conflicto con la convocatoria de elecciones adelantadas.

Las protestas en Nicaragua se iniciaron el 18 de abril por una impopular reforma al seguro social que Ortega retiró pocos días después. Sin embargo, las manifestaciones se fueron extendiendo y con ellas la represión policial.

Mientras la oposición demanda la renuncia de Ortega y elecciones anticipadas, el Gobierno lo rechaza y denuncia un "golpe de Estado blando".