Madre nicaragüense pierde a sus hijos mellizos tras inhalar humo
Los gritos desesperados de esta madre retumbaron en la comunidad de Margarita, en Sixaola de Talamaca, Limón, cuando las lenguas de fuego se alzaron por paredes y techo de la habitación, poniendo en peligro a sus dos hijos menores, de 1 año y 1 mes.
Vecinos se abocaron a sofocar las llamas, mientras en un acto de amor infinito la joven corrió con sus pequeños en brazos hasta la Clínica de Margarita, a 70 metros de su hogar. Sin embargo, pese a sus esfuerzos y a los de los médicos, el niño fue declarado sin signos vitales minutos después, mientras que a su hermanita la remitieron a la clínica de Hone Creek, donde tras estabilizarla la trasladaron en condición crítica al Hospital Dr. Tony Facio, donde se rindió a la muerte, según reporta el Diario EXTRA.
Esta familia nicaragüense lleva seis años en Costa Rica. El padre es administrador de una finca ganadera de la zona, junto a un hijo mayor que se encarga de conducir uno de los camiones. Hace poco más de tres semanas alquilaron la vivienda donde se produjo el lamentable hecho. El padre y el hermano mayor estaban trabajando cuando los llamaron.
“Nos avisaron, y regresamos lo más rápido posible”, dijo Jaime Jirón, hermano mayor de los pequeños. Dice que para Estéfani y su padre “esto es un dolor muy grande. Mi papá está muy triste, la fortuna de sus hijos, por los que ha luchado tanto, y cómo se fueron tan rápido”. Entre todos los vecinos reunieron agua para sofocar las llamas, mientras que Mauricio Espinoza vio un cilindro de gas y lo retiró, evitando una tragedia mayor.
“Yo salí como atacado a ver qué había pasado y vi todo en llamas”, indicó. Dice que no ha podido dejar de pensar en ese momento. “Yo salgo a trabajar y tengo eso en la mente. Es duro, el incendio y ver a la mamá corriendo con sus chiquitos”, agregó. “HAY QUE SEGUIR DE LA MANO DE DIOS” La familia no piensa regresar a Nicaragua, creen fielmente en que Dios los acompaña y aseguran que seguirán trabajando para sacar a delante a los otros niños. Agradecen a la comunidad, que los ha apoyado en todo este proceso.
“Los bebés habían profundizado mucho en los corazones de las personas de la comunidad, había aprecio para ellos. A todos los que han ayudado en lo económico y emocionalmente se les agradece porque es una ayuda. Somos seres humanos y todos en algún momento necesitamos un hombro en el que llorar”, añadió Jirón con pesar.
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